
Micelio: el biomaterial que puede revolucionar la industria de los materiales sostenibles
El micelio ha pasado desapercibido durante mucho tiempo debido a su presencia subterránea. Sin embargo, es uno de los organismos más influyentes y extensos del planeta.
¿Qué es el micelio?
Aunque solemos asociarlos al reino vegetal, los hongos en realidad pertenecen a un reino propio: el reino fungi. Este grupo contiene más de 144.000 especies entre levaduras, mohos y setas. A diferencia de las plantas no realizan fotosíntesis. Además, tampoco se mueven lo cual los distingue de los animales.
Estos seres se alimentan de materia orgánica y poseen estructuras celulares únicas. Justamente, el micelio es la parte subterránea del hongo. Se trata de la raíz o una red de filamentos llamados hifas, que constituye su verdadera estructura vegetativa.
Este entramado se extiende por el suelo, a través de los troncos y los restos orgánicos. A su paso, descomponen la materia, absorben y distribuyen nutrientes, actuando como el sistema digestivo de los ecosistemas.
Silenciosos pero esenciales, los hongos – y su micelio – están abriendo cada vez más puertas para la innovación.
De la naturaleza al laboratorio
Durante mucho tiempo, el micelio fue entendido únicamente como parte de los ciclos naturales Esto consistía en descomponer materia orgánica, regenerar suelos y conectar ecosistemas de forma subterránea.
Con el tiempo esa mirada cambió. En el presente, científicos, diseñadores y profesionales de distintas disciplinas comenzaron a descubrir algo más. Este material vivo es versátil y resistente. También puede usarse para reemplazar plásticos y otros materiales contaminantes.
Hoy, el micelio dejó de ser solo un agente biológico para convertirse en una plataforma de innovación. Su potencial escaló a industrias como la moda, la arquitectura, la medicina y la biotecnología. Ya no se lo ve solo como un organismo que descompone, también es una estructura con la cual construir.
Así surgieron los micomateriales que son una nueva generación de biocompuestos que aprovechan las propiedades estructurales del micelio para crear insumos funcionales y sostenibles.
Micomateriales: como se crean
Los micomateriales son biocompuestos que se producen cultivando micelio sobre residuos agrícolas. Actúa como aglutinante natural y une las partículas formando una estructura sólida.
El proceso de creación de micomateriales replica el ciclo natural del hongo, pero bajo condiciones controladas. En el laboratorio, se controla la temperatura, la humedad, la ventilación y los nutrientes para obtener materiales con distintas densidades, texturas y resistencias.
El micelio se mezcla con residuos agrícolas previamente tratados y se deja crecer dentro de moldes diseñados específicamente según el producto deseado. En ese contexto coloniza y aglutina el sustrato. De este modo se forma una estructura sólida.
El resultado es un biomaterial compostable con una estructura interna similar a una espuma rígida. Es liviano, resistente y con gran capacidad de aislamiento.
En MOSH, optimizamos su cultivo para desarrollar packaging, objetos funcionales y diseño estructural con bajo impacto ambiental.
Qué materiales puede reemplazar el micelio?
Los micomateriales pueden sustituir hoy en día a varios materiales convencionales como el plástico de un solo uso, el cuero sintético, el poliestireno expandido (también conocido como telgopor) y la madera aglomerada.
Al finalizar su vida útil, los productos elaborados con micelio se compostan fácilmente sin dejar residuos contaminantes. Esto impulsa un mercado en crecimiento de packaging compostable y embalajes sostenibles.
En MOSH ofrecemos una alternativa material innovadora dentro de este mercado. Entonces, nuestra propuesta consiste en eliminar la generación de residuos plásticos sin resignar funcionalidad ni protección.
Por qué hay tanto interés de parte de las industrias
Cada vez son más las empresas interesadas en hallar opciones que reduzcan su impacto ambiental y las acerquen a un futuro más práctico y sostenible. Esto responde, en gran parte, al llamado de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) cuando presentó sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030.
El micelio ofrece soluciones frente a desafíos globales e invita a repensar las formas de producción, teniendo en cuenta las normativas sobre transporte, almacenaje y compostaje de materiales.
Su contribución no es solo ambiental, sino también funcional. Su condicion de liviandad y maleabilidad, sumadas a sus propiedades aislantes, lo convierten en un material altamente atractivo para las industrias. De esta forma, el sector prioriza el cuidado ambiental sin renunciar a la calidad ni a la estética.
Las industrias tradicionales de materiales aún dependen en gran medida de la extracción de combustibles fósiles y minerales. Mientras tanto, el micelio se diferencia porque parte de residuos orgánicos como cáscaras y virutas, no necesita luz solar, fertilizantes ni riego constante.
Entonces solo se requiere un entorno controlado para expandirse mediante un proceso que no emite gases tóxicos a la atmósfera ni consume niveles de energía significativos.
La “revolución del micelio”: un cambio gradual
Aunque el micelio ya demostró su enorme potencial y existen productos en fase experimental y comercial, su adopción a gran escala es un proceso gradual. Como ocurre con toda innovación basada en nuevos materiales, el cambio requiere tiempo, adaptación y colaboración entre disciplinas.
De a poco, distintos sectores empiezan a incorporar micelio en sus cadenas productivas, ya sea en formato puro o combinado con otros materiales. A medida que se perfeccionan las técnicas de cultivo y se amplían las capacidades de producción, este material se afianza como una alternativa viable, sostenible y versátil.
Hoy, el micelio ya trascendió los laboratorios. Propone una nueva forma de pensar los materiales, basada en la cooperación con la naturaleza sin agotar los recursos.
Esta red microscópica que crece sobre residuos orgánicos y se autoensambla sin aditivos empezó a transformar la manera en que producimos. Es una respuesta concreta a la necesidad de materiales que acompañen el desarrollo sin comprometer el planeta. Una opción regenerativa que ya forma parte del presente y que marca el camino hacia el futuro.